Alrededor de un 40 por ciento de los bienes subastados se adjudican. El resto no se adjudica por razones varias: valoraciones fuera de mercado, partes indivisas, falta de demanda en ciertas zonas o tipos de bienes, presencia de inquilinos con derechos, etc.
También hay casos excepcionales como el estado de alarma que obligó a cancelar todas las subastas que se estaban celebrando pero que más tarde se volvieron a publicar.