En el edicto de la subasta se indica qué porcentaje del bien sale a subasta.
También es importante valorar si se subasta la nuda propiedad o el pleno dominio del bien.
El pleno dominio te garantiza la propiedad completa del bien, mientras que, en caso de nuda propiedad, podrás hacerte con la propiedad del bien, pero sin poder disfrutar de él, por existir algún tipo de usufructo.
Un ejemplo frecuente es un usufructo vitalicio que te permite disfrutar de un bien durante tota la vida pero del que no tienes la posesión.