Existen algunas fuentes que aseguran que es posible conseguir financiación hipotecaria para comprar un bien en subasta pública, pero todo dependerá de lo que consigas negociar con tu entidad. En general, es complicado que esto suceda, aunque la ley permite esta posibilidad, así como el pago a plazos (también muy poco frecuente).
En concreto, el artículo 670.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil nos dice que “si solo se hicieren posturas superiores al 70% del valor de subasta por el que el bien hubiere salido a subasta, pero ofreciendo pagar a plazos con garantías suficientes, bancarias o hipotecarias, del precio aplazado, se harán saber al ejecutante quien, en los veinte días siguientes, podrá pedir la adjudicación del inmueble por el 70% del valor de salida. Si el ejecutante no hiciere uso de este derecho, se aprobará el remate en favor de la mejor de aquellas posturas, con las condiciones de pago y garantías ofrecidas en la misma.”
En cualquier caso, si la única vía que tienes para obtener el dinero necesario es un crédito hipotecario, asegúrate de que contarás con él de forma firme antes de realizar ningún depósito y no te fíes de la simple palabra de un profesional o de una oferta no vinculante.
Ten en cuenta que los plazos para abonar el dinero restante hasta cubrir el precio varían en función del procedimiento que origine la subasta. Así, el plazo para pagar el resto del precio ofrecido, descontando el depósito previo, es de 10 días hábiles en subastas de bienes muebles y vehículos, y de 40 días hábiles en las de inmuebles en la mayoría de los casos (y a veces se puede ampliar para obtener financiación), pero este plazo puede reducirse a 5 días en el caso de la Seguridad Social o 15 días en Hacienda y agencias tributarias, y es prácticamente imposible formalizar una hipoteca en tan poco tiempo.
En general, se aconseja participar en una subasta contando con la liquidez suficiente y haciendo uso de dinero propio y sobrante, precisamente porque en este tipo de operaciones pueden ocurrir distintas eventualidades que retrasen el cierre de la subasta durante meses o incluso años.
Además, dado que se suelen adquirir bienes en subasta como inversión, valora que podrían producirse errores en el proceso y que el resultado sea un escenario de pérdidas: debes tener capacidad económica suficiente para soportar el impacto de este posible fracaso de la operación.