El depósito de una subasta es el importe que se entrega en concepto de fianza para poder participar en este tipo de procedimiento. Normalmente el depósito suele ascender al 5 % del valor de subasta del bien o lote de bienes, aunque no siempre es así. Por ejemplo, en las subastas de la Seguridad Social, el depósito es mucho mayor y asciende al 25 % del tipo de enajenación.
La norma general es que, una vez se apruebe el remate de una subasta, el letrado de la Administración de Justicia devolverá los depósitos o consignaciones a quienes no hubiesen resultado adjudicatarios. Sin embargo, existe una excepción: que estos hayan solicitado que esta suma no se devuelva hasta que el adjudicatario cumpla en plazo su obligación de pagar el precio del remate.
Es lo que se conoce como reserva de postura. Esta fórmula permite que, en caso de que el adjudicatario incumpla con su obligación y no pague, se pueda aprobar el remate en favor del siguiente mejor postor, siempre que éste llevara a cabo reserva de postura.
Como adjudicatario, ten en cuenta que la cantidad consignada se reservará en depósito como garantía del cumplimiento de tu obligación y, en su caso, como parte del precio de la venta. Si no abonas el resto del precio, perderás el depósito.
Por último, si haces una reserva de postura, ten en cuenta que tardarás más tiempo en desbloquear tu dinero, ya que primero deberá cerrarse el procedimiento y cumplirse todos los pasos de la adjudicación.
En principio, el depósito se devuelve en las 24 horas siguientes a la finalización de la subasta (siempre y cuando no se haya hecho reserva de postura), pero también en estos casos hay subastas que pueden complicarse, y puedes tardar meses e incluso años en desbloquear tu dinero.
Ten esto en cuenta y no participes en cualquier subasta, ya que podrías retener importantes cantidades de dinero en el proceso y comprometer tu liquidez.