Las subastas judiciales son aquellas que tienen su origen en algún tipo de procedimiento judicial. Por ejemplo, en caso de impago reiterado de la hipoteca, el banco iniciará un procedimiento de ejecución hipotecaria para subastar el bien que garantiza la deuda contraída.
Lo mismo se aplica a otros procesos, como el concurso de acreedores de una empresa, que también se lleva a cabo ante un juez.
El procedimiento judicial más genérico que da lugar a una subasta de este tipo es el llamado procedimiento de apremio, que permite a cualquier acreedor hacer valer sus derechos ante un juez. Como último recurso, el juez decidirá embargar y subastar determinados bienes (empezando por aquellos que menos ‘duelan’ al deudor) para que el acreedor cobre su dinero.
Cada subasta judicial tiene sus propias reglas en función del procedimiento del que venga, y también entra en juego el tipo de bien de que se trate: mueble o inmueble.
Si quieres pujar en una subasta judicial, ten en cuenta que casi todas se celebran en el Portal de Subastas del BOE y que, antes de pujar, deberás leer bien el edicto de la subasta e informarte sobre todos los aspectos básicos relacionados con ella.
Te recomendamos que acudas a nuestro blog para informarte en profundidad sobre cómo funciona cada tipo de subasta judicial.
Por último, no olvides que también existen subastas extrajudiciales o notariales (que se celebran también en el Portal del BOE), así como subastas iniciadas por Hacienda (también se anuncian y celebran en este portal), subastas de la Seguridad Social (que se celebran en su propio espacio).
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