Normalmente el depósito perdido se utiliza para hacer frente a los costes de la subasta y para saldar la deuda contraída con el acreedor principal y los posteriores. Solo si sobra dinero éste será devuelto a los depositantes.
Por ejemplo, en las subastas en vía de apremio, cuando los depósitos no alcancen a satisfacer el derecho del acreedor y las costas, se destinarán, en primer lugar, a satisfacer los gastos que origine la nueva subasta, y el resto se unirá a las sumas obtenidas en esta nueva subasta.
En este último caso, si hubiera sobrante, se entregará al deudor hasta completar el precio ofrecido en la subasta y, en su caso, se le compensará de la disminución del precio que se haya producido en el nuevo remate. Solo después de efectuada esta compensación, se devolverá lo que quedare a los depositantes.